martes, 24 de abril de 2012

No puedes evitar que alguien se cruce en tu camino, pero si que se quede en él.

Publicado por Campanilla** en 16:14 0 comentarios
Como un sueño… tan efímero y corto como un sueño… 
 Así apareciste en mi vida y así te marchaste de ella… 
 Por la puerta grande, ayudándome en el olvido, acabando contra lo que estaba acabando conmigo… dejando miles de recuerdos… miles de sonrisas… dulzura… 
Pero sobre todo, dejando un gran vacío… 
 Fuiste la persona que llegó a mi vida cuando más falta me hacía para ponerle un poco de color… y ahora la dejas, así… sin ni siquiera dejarme disfrutar del momento…
 No puedo evitar echarte de menos… 
 Necesito escucharte… 
 Necesito que me cuides… que seas tú quien me regañe por no estudiar, por querer quedarme contigo… que me obligues a tomarme una tila porque no puedo dormir…
 Necesito tus indirectas… Necesito incluso que me digas que me vuelves loca y yo no pare de decirte que eres un fantasma… 
Necesito incluso que te enfades por cualquier tontería… y que logre que se te pase el enfado…
 Te necesito… 
 Y sí, hoy soy capaz de admitirlo… Me hacen falta tus caricias, tus besos y tus abrazos para poder sonreir … Lo admito. 
 Sé que te merecías mucho más… pero no supe dar más de mí… quizá ese miedo me impedía demostrarte como soy verdaderamente, me impedía demostrártelo todo. 
 Ahora solo pienso como estarás tú… y si no podrás sacarme de tu cabeza, al igual que no puedo hacerlo yo…
 Sé que es una locura… pero…
 "Hay momentos en los que una mujer tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco a zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fuí un ilusa"
 Gracias, gracias por haber sido así conmigo… 
 Gracias por dejarme formar parte de tu vida aunque fuera por tan poco tiempo… y gracias por formar parte de la mía.
 Y perdóname por haberte dado más disgustos que sonrisas. 
 No me olvides, yo nunca podré hacerlo.



 Te Quiero, aunque sea un poquito como siempre te decía <3

martes, 10 de abril de 2012

Me eres tan indiferente que no he tenido tiempo de olvidarte.

Publicado por Campanilla** en 16:55 0 comentarios
Quizá no fue la mejor de las decisiones… Pero lo necesitaba…

Necesitaba pedirte que hiciéramos un STOP en esto de la indiferencia. Sólo esta noche, ¿qué me dices? Mañana puedes volver a irte.

Y así fue…

La verdad que has cambiado tanto… no te reconozco… No te entiendes ni tú mismo.

Quizá El día que te pares a pensar te darás cuenta de que conmigo te has pasado lo no escrito y te arrepentirás de todo ello… entonces sabrás que siempre estuve ahí cuando lo necesitaste, que era la tonta que le faltaba tiempo para preguntarte que te pasaba, o como estabas… y que esa tonta ya no está … Tú mismo acabaste con ella.

Y es que Aveces hace falta tropezar con una piedra lo bastante grande para que te quite la venda aún más grande que llevas encima…

Y ahora… Abre tus ojos, mira dentro. ¿Estás satisfecho con la vida que estás viviendo?.Sé sincero… ¿Estás ahora mucho mejor?

Mentir te sale tan bien. Hacerte pensar que te creo me sale mejor.

Es sencilo… Tú pasaste página y yo arranqué la hoja. Para bien o para mal, siempre me han gustado los extremos y tú lo sabes. O todo o nada.

A pesar de todo… fuiste el único capaz de apartarme del mundo sin apartarme de mi misma. Porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte.

Y lo que más me jode es que volvería a elegirte aún sabiendo que al final, tú la eligirías a ella

No te quisiste llevar nada, y sin saberlo te lo llevaste todo.

Tal vez no quiera esto, tal vez debiera dejar de querer quererte.


(Te echo de menos, pero así, entre paréntesis, bajito)


















Nos vemos cuándo el destino tenga ganas de juntarnos... Mientras, cuídate y sé feliz.

miércoles, 4 de abril de 2012

Por suponer...

Publicado por Campanilla** en 16:52 0 comentarios
Supongamos que te echo de menos . ¿Volverías? Supongamos que... no hay día en que no me acuerde de tí, y cada vez que te pienso tenga que distraerme para poder parar. Supongamos que me atrevo a decirte algo. ¿Reaccionarías? ¿ Crees que merece la pena empeñar mi orgullo? Supón... que desaparece aquel mes, aquel fin de semana. Supón que aquello no acabó conmigo. Supón que quiero volver a la estación, e intentar captar una imagen mientras llegas. Y ahora... ahora yo supondré que aún no me has olvidado, que no has quitado ni una sola fotografía, ni un solo detalle... que tus intenciones no eran alejarme matándome poco a poco. Que aún hay esperanza, que aún te queda ilusión... que no la hemos tirado toda.
  
¿Marcarías mi número? 


martes, 3 de abril de 2012

Publicado por Campanilla** en 16:04 0 comentarios


Te odia porque la quieres solo a ratos, sólo cuando la soledad y el embriagador perfume de tus instintos primarios llega a ella, como el calor que le abrasa en pleno mes de Agosto. E intenta pensar, por qué tú. Por qué ella. Por qué aquí. Por qué aquel día.


Le gusta pensar que a veces te acuerdas de ella más de lo que ella se acuerda de ti. Le encanta decir que el helado le gusta cómo te gustaba a ti, “de menta”. Al menos te pasabas los veranos comiéndolo, e imaginando miles de formas de disfrutar de su sabor junto a ella. Y lo pide en cualquier bar en el que se pare, aunque lo odie, ella se lo toma, solo por revivir los momentos junto a ti. Momentos en los que todo era más difícil, pero parecía tremendamente fácil.


Qué fácil es mentir y qué dura la verdad. Qué bonita la inocencia que le quitaste. Qué bonito el invierno frío que pasó, los hombres a los que volvió a besar y esas mujeres que amaba apegándose al hecho de que no le podían hacer daño. Aún no sabe por qué. Nadie lo sabe. Por qué le duele más cada día que pasa, como heridas llenas de sal. Sufriendo. Como la primera vez. Llorando. Como si se acabara el mundo.


Y es duro saber que lo difícil fue empezar algo que nunca comenzó. Por el miedo que colapsa sus pequeños pulmones un poco atrofiados. Porque ya nada tiene sentido, y sus pensamientos no encuentra el punto de partida ni la salida de emergencia.


Ya sabe que todos esos poemas, todas esas canciones, todos esos halagos no son para ella. Sabe que ya no piensas en ella. Que no la recuerdas. Que fue un juego, otro de tantos. Sabe que eso que escribes lo sientes, y por ella no sientes lo que debes de sentir al escribir. Porque esa sangre que recorre las venas de tu cuerpo y que a veces hacen que sea tu corazón el que escriba, nunca han estado llenas de ella. Así no debía pasar.


Dejó su cuerpo para que fuese tuyo. Cortó las alas que le hacían volar y posó los pies sobre la tierra. Dura, fría y gris. Triste, como el brillo de sus ojos. Un chasquido de dedos, un beso robado, un abrazo de manos inexpertas. Y se acabó. Para siempre. De vuelta al cajón de los juguetes rotos, allá donde ningún niño llega. Allá donde sólo otro más cabrón y gilipollas que tú, puede llegar.

 

AQUELLAS TARDES QUE FUERON PERFECTAS... Copyright © 2009 Campanilla, diseñado por VSG